Cuando hablamos de la psicología, solemos pensar automáticamente en la psicoterapia, es decir, la aplicación de la disciplina psicológica en el tratamiento de aquellas personas que necesitan cambiar su forma de pensar, sentir y/o comportarse de alguna manera.
Esta es seguramente la función más conocida de las que puede ejercer un profesional de la psicología y es uno de los principales por los cuales una persona puede buscar a un o una psicólogo/a. En estos casos, lo usual será que la persona busque alivio para su malestar, su sufrimiento, el cual puede venir causado por muchas razones. Además, los síntomas pueden ser de lo más variado, pudiendo incluir baja autoestima, desesperanza o ansiedad y estrés entre muchos otros. En todo caso los síntomas afectan a la experiencia vital, sus relaciones sociales y su día a día.
En mi consulta trabajo siempre con una filosofía en mente: la búsqueda del mayor beneficio del cliente. Por ello, me comprometo a escuchar tu caso, evaluarlo y plantear cual sería el mejor curso a seguir. Y en caso de valorarse que ante el problema planteado sería más beneficioso acudir a un o una psicólogo/a especialista en otro ámbito (clínico, laboral, especializado en trauma y un largo etcétera) o a cualquier otro tipo de profesional, me comprometo a ayudarte a buscarlo y derivar tu caso.
Una persona puede requerir los servicios de un psicólogo o psicóloga por muchos motivos. Es por ello que existen especialidades como la psicología de la salud, la preventiva, psicología del deporte, del trabajo, jurídica o infantil, entre muchas otras. Sea cual sea tu problema, plantéamelo. Me comprometo a ayudarte o a buscar al especialista que sea más adecuado para tu caso.
Es la labor del psicólogo estudiar cada caso para emitir una valoración. Así nos encontramos con casos de ansiedad, depresión, estrés, conflictos de pareja o en las relaciones familiares, fobias, adicciones o trastornos alimenticios entre muchísimos más. Todos los síntomas, además, pueden presentarse en una forma e intensidad variables, desde la mera molestia puntual hasta la gravedad clínica, siendo entonces la intervención necesaria distinta en cada caso.
Tras esta valoración inicial se debe adecuar la intervención al caso en concreto, planificando entonces una hoja de ruta que determine los objetivos que cabe establecer para alcanzarlos, así como el método que emplearemos para ello, paso a paso. La intervención psicológica, sea de la especialidad que sea, deberá servirle al paciente para comprender qué le ocurre y cómo puede cambiar la situación, proporcionándole alivio ante los síntomas sufridos. En suma, le proporcionará nuevas herramientas con las que cambiar su forma de pensar, sentir y actuar, aliviando su malestar y aumentando su autodominio y control personal, minimizando además las posibilidades de sufrir en un futuro el mismo problema.
La intervención, ya sea en psicoterapia, en el ámbito social, laboral, en jurídica o en cualquier otro ámbito, se fundamenta siempre en el trabajo en equipo, en el cual el psicólogo pone sus conocimientos y esfuerzos al servicio de la persona consultante para juntos lograr que este último alcance sus metas. Otro factor importante en relación a mi forma de trabajar es basar siempre la intervención centrando esta en las características concretas del paciente y su problemática, para luego utilizar aquellas técnicas psicológicas que presentan más validez para un caso como el suyo, basándome en la investigación científica más actualizada, manteniéndome siempre al día. Todo ello sin olvidar las características que hacen únicos tanto a la persona como a su caso en particular.